María del Rocío Déniz González
Curso: 3ºA
Era un día como otro cualquiera en el I.E.S Cairasco de Figueroa, y allí estaba yo Ameenah, una chica normal, muy normal.
En aquel año cursaba 2º de la ESO e intentaba salir del bache en el que me había metido de fondo en 1º de la ESO, pero por fin veía la luz, la luz del final del túnel, era el 3º trimestre y parecía que todo iba bien (no lo quería decir demasiado en alto) pero a lo mejor aprobaba y todo.

Empezamos a leer y estaba todo callado hasta que vi una foto muy bonita en su libro y le pregunté de qué iba, porque me impresionó mucho la imagen, y él me dijo que trataba sobre historias del surf, que él se lo había releído ya varias veces, ya que él era un aficionado a los deportes acuáticos, le encantaba el mar y de mayor quería ser algo relacionado con la lengua.
Al día siguiente, volví a tener hora libre y coincidí con Marcos, me dijo que si un día me apetecía intentar hacer surf y yo le contesté que me encantaría, pero si iba Lara también. (No quería que fuera algo entre nosotros dos solos).
Dos semanas después, ya entregaban las notas, iba a comprobar el resultado de todos mis esfuerzos, y… ahí estaban ¡había aprobado! Mi madre cuando las vio, obviamente se alegró y me dejó ir con Marcos y Lara a hacer surf.

Me trasmitió mucha paz, y Marcos me dijo que no me podía pasar nada y lo intenté, total… ¿Qué me iba a pasar? –Pensé
Según me metí en el agua con la tabla que me alquilé, Marcos me dijo que me parara, que no íbamos a ir más allá, que nos quedaríamos en la orilla para empezar. Así que nos quedamos por donde hacíamos pie. En una de mis caídas, revolqué hasta la orilla y tragué agua y arena, me raspé con una piedra, pero total, ¿qué me iba pasar? Le dije a Marcos entre toses.
Él me convenció de que lo volviera a intentar, y me pasó exactamente lo mismo, y esta vez encima, me entró arena en los ojos, así que lo dejé.
-Fuerte porquería, no se me da bien.
A lo tonto, a lo tonto, se me fue el verano, no fue nada como me lo imaginaba, me lo imaginaba yendo de fiesta, en el sur con mis amigos, etc. Pero fue un asco, con mi familia todas las vacaciones arreglando la casa y nada más que dos veces con mis amigos, para fiestas de cumpleaños.
Bueno, estaba lista para 3º de la ESO, mas lista que nunca, ya que estaba emocionada porque había podido recuperar en el verano todo aquel desastre de 1º de la ESO.
Nada más llegar, vi que todo el mundo estaba delante de las puertas de cristal, miré y estaban allí las listas de las clases, me había tocado en 3ºF, con Lara y con Marcos, pero, ya suponíamos que iba a ser así porque habíamos elegido las mismas asignaturas.
Fue un poco raro, ya que Lara se había vuelto… una extraña para mí no habíamos hablado en todo el verano, y sin embargo con Marcos, que lo había conocido hace poco, hablé casi todos los días, tanto por Messenger como por teléfono.
Según tocó el timbre, entramos, nuestro tutor era un profesor de Educación Física, así que a fuimos al gimnasio de los mayores, un sitio desconocido para nosotros, pintando de verde y lleno de dibujos de olas, gente surfeando y cosas por el estilo. Por fin nos habíamos deshecho del gimnasio lleno de rayones por las paredes con nombres de niñatos, claro que, lo comprendo ya que mi nombre está por ahí, yo también fui niñata en mi época.
Según llegó se presentó, nos presentamos, y nos habló de un proyecto que querían retomar, el proyecto surf del Cairasco. Trataba de algo así como conocer nuestro océano y nuestras islas por el surf, un deporte que yo no echaba de menos.

Parece ser que no, estaba totalmente equivocada, no tenía la preparación ni lo había intentado lo suficientemente para poder decir que el surf era una porquería, me encantó al intentarlo de nuevo, sentía la fuerza de la ola bajo mis pies y comprendía que el surf era un deporte con mucha conexión con la naturaleza, sentía la fuerza del mar y el control que tenía sobre mí.
A los dos meses más o menos lavándoles el coche a mi vecino y a mi madre todos los viernes y yendo a ayudar a mi abuela materna los sábados y a mi abuelo paterno los domingos (y, por supuesto sin vida social excepto para los trabajos en grupo), conseguí 300’20 cent. Para una tabla de surf. ¡Por fin!

Elegí una de tipo mini-malibú con un estampado muy bonito recuerdo que era blanca con tres rayas, una azul, otra verde y otra lila, era simple, pero preciosa.
Con esa tabla, dos años más tarde fui campeona infantil de surf de Gran Canaria, fue lo mejor que me había pasado en la vida, quien diría, que solo diez años más tarde estaría compitiendo en el campeonato del mundo.
:D que bonito quedó, gracias :)
ResponderEliminarprecioso.. Felicidades Rocío
ResponderEliminarHermosa historia, muy bien contada, además creo que el detalle de que sea en primera persona, le hace a uno recordar su propia historia, esos inicios en el mar, esas primeras olas que quedan ahí para toda la vida.
ResponderEliminaresta curiooooso :)
ResponderEliminarESTA MUY BIEN
ResponderEliminarME GUSTO MUCHO
ResponderEliminarMuy linda historia. Me ha encantado.
ResponderEliminar¡¡FELICIDADES!!
Un poco tarde para comentar pero bueno, esta historia me ha encantado, muchas felicidades a Rocio ^^
ResponderEliminarRocio te prometi que la iba a leer asi que....ME ENCANTÓ....un poco demasiado tarde pero....muy bonita...
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